viernes, 1 de enero de 2010

Cima. 15 de agosto de 2009

Es la 1:45 de la madrugada, estamos medio desayunando, ya vestidos para la ocasión con el gore y el plumas, los botines, botas y todo el percal, todo encima.
No hace demasiado frío aquí, unos -4 o -5 ºC en Barrels, pero sin aire, por lo menos de momento. Desayunamos de mala gana, algo de cereales y un te, no entra nada más a estas horas. He cogido de la cocina un par de chocolatinas y me las he metido en el bolsillo del plumas.Sobre las 2 y cuarto, con los frontales y los crampones puestos comenzamos a andar. Vamos muy tranquilos, desde abajo. Ya lo habíamos decidido desde un principio, sin utilizar los gatos de nieve. Son 2.000 metros de desnivel positivo en total. No paramos hasta Pastuckova Rocks (4.680 m), de un tirón en 3 horas de tiempo. Vamos bien, tranquilos y ensimismados en nuestros propios pensamientos, con los pies del compañero a la vista y marcando todos el mismo ritmo.
Paramos unos minutos a beber algo y a echar al cuerpo algo de calorías en forma de barrita de chocolate, no quiero que me falten las fuerzas a partir de ahora. Está comenzando a amanecer, son casi las 5 de la mañana y hace un frío que pela, se ha desplomado el termómetro un montón y quitarse los guantes es un auténtico suplicio aunque tengamos los interiores puestos, vaya con el amanecer.
El alba nos trae otras vistas, subir de noche se hace interminable no controlando absolutamente nada más que el sonido de los crampones rompiendo el hielo y el sobrealiento de vez en cuando.
Ha subido hasta aquí gente con los gatos más tarde, estos no madrugan, total, les va a pegar el latigazo igual, pero con más frío. Suben más despacio, lógico, les salvan 1.000 metros pero notan enseguida la altura. A partir de aquí todo se pone más tieso y complicado. La pendiente se vuelve mucho más fuerte, unos 35º constantes. Esto es mucho más costoso y el ritmo es ahora mucho más importante.
Empezamos a adelantar a mucha gente, entiendo que a los que suben con las máquinas les pega un pelotazo tremendo a 4.700 metros de altura, con un frío de cojones, no me extraña un pelo.
Esto se hace muy largo, comienza una de las partes más delicadas, una travesía por nieve y hielo hasta llegar al collado principal que separa ambas cimas del Elbrus. La cima Este, a la que nos dirigimos comienza con una rampa tremenda. Ya ha aparecido algún síntoma de pequeño dolor de cabeza y un poquito el dolor de espalda. Son muchas horas las que llevamos y en una pequeña parada me tomo rápidamente un ibuprofeno, nada grave. El dolor desaparece, bien y hace que tire con más fuerza.
Aunque los pasos son constantes el ritmo se hace mucho más fatigoso. Alguno se queda un poco más rezagado con Vladimir y va más despacio. Yo intento contar 20 pasos y paro unos segundos a recuperar el aliento. Nos encontramos en la parte final, una canal empinada y en la que hay que tener mucho cuidado , es un paso relativamente corto de unos 100 metros pero por el que pasa todo el mundo y se ha hecho huella profunda con base de hielo, unido a la fuerte pendiente y al cansancio hace que tomemos nuestras precauciones. Es en este corto paso en el que habrá que tener especial atención a la bajada. Llevamos puestos los arneses por si acaso hiciera falta utilizarlos pero no nos hemos encordado en todo el recorrido. Si en  la primera travesía nos hubieramos encontrado muchas placas de hielo habríamos tenido que hacerlo.
Se hace eteno hasta el plató final. Ahora si que queda poco. Vamos ahora todos juntos y subimos con ansiedad los últimos metros y las empinadas rampas de acceso a la cumbre. No hay nada ya. Espero a Iru que viene un poco detrás, me cojo a Nuria y los tres a la vez damos los pasos finales y nos alzamos en la cumbre. Subo emocionado y medio llorando de alegría, que tonto, siempre me pasa lo mismo.
Estamos en la cima del Elbrus, otros 5.642 m de mi vida, con placer total y lleno de todo, pleno.
Abrazos entre todos y especialmente con Igor. Ha costado pero estamos aquí.
Son las 11:45 de la mañana, 9 horas y media de subida, buen tiempo.

Hacemos fotos a todas las caras, no hace demasiado frío, por lo menos muy soporable estando bien abrigados. Estamos una media hora en la cumbre, hay que bajar. Ahora empiezan a llegar los de los gatitos, mala cara por dios...
La bajada es un auténtico coñazo, mucho más lento por el cansancio de la subida, se me hace bastante duro. Yo las bajadas las llevo peor, tengo ese problema y casi bajo prácticamente solo a partir del collado.

Es cierto, la ascensión acaba abajo. Con muchas paradas llegamos de nuevo a Barrels sobre las 4 de la tarde, unas 4 horas y media de bajada bastante lenta, 14 horas totales, una soberana paliza. Ahora si que está la prueba superada.
Hace casi calor aquí abajo, nos cambiamos, sacamos la ropa a secar al sol y nos tomamos algo fresco, llevo la boca como un zapato. Vamos a comer algo, mama María nos prepara un "ensaladilla rusa" exquisita y algo de te con pastas. Es suficiente por ahora. Descansamos toda la tarde. Yo me tumbo en el camastro y duermo de un tirón por lo menos un par de horas, hasta la hora de cenar.
Recogemos todo lo que está fuera, ahora empieza a hacer bastante frío. Todo han sido felicitaciones, los barracones 5 y 6, los ingleses y mi amigo James, de Escocia, con el que coincidí en el avión camino de Mineralnye Vody, majo chaval, Su tropa ha decidido subir con el gato hasta Pastuckova y les parece admirable que nosotros hayamos subido desde abajo.
Vamos a cenar, todo el día en un pienso, tengo ahora poco hambre y me molesta ahora algo el estómago. La espalda está bien cargada del viaje así que me tomo otro espidifén. Hacemos un poco de sobremesa y nos retiramos a nuestros aposentos.
No duermo bien, tengo algo de acidez, el estómago no me deja descansar bien.
La tontería la he cometido cuando llegamos, me tomé una cocacola bien fría y se me ha meneado la querida hernia de hiato, recuerdo genético familiar, que hacía tiempo no me jodía como ahora, bueno, es cuestión de algún día más.
Ya está hecho todo, y en una semana, demasiado pronto para acabar, nos queda casi toda la que viene, a ver como nos organizamos. De momento mañana nos vamos para abajo.
Ya lo tienes hijo, que también va por vosotros, hemos podido a la primera y con ese ventanuco de buen tiempo que ahora dicen que se estropea, vamos, en el momento adecuado.
 

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